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LAS DOS FASES DE LA ENFERMEDAD
    Estamos en el mundo de polaridad y nada escapa a ello.  Nada existe sin su contrario, dice Hamer.  Día y noche, frío y calor, bueno y malo, masculino y femenino, amor y odio, por mencionar algunas de las polaridades más generales, que no seguimos porque ud lector/a, puede continuar con su propia e infinita lista de opuestos complementarios.  Hasta para los abogados para toda cuestión legal siempre hay dos bibliotecas, una a favor y otra en contra, una que acusa y otra que defiende.  Y así sucesivamente.  Pero en este juego de los opuestos se trata siempre de la misma esencia, solo que en grados o intensidades diferentes, y por ende manifestaciones diferentes.
    Esta polaridad también existe en la enfermedad y nos permite comprender su dinámica.
    Este mecanismo que tiene la evolución de las enfermedades no es nuevo.  Viene desde los orígenes biológicos más remotos.  Lo genial de Hamer ha sido haber captado, decubierto, este mecanismo que lo llamó la 2ª ley de la Biología.  O simplemente y extendido hoy como “La 2ª Ley de Hamer”.

    PRIMERO, EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO
    El sistema nervioso autónomo, también llamado sistema neurovegetativo, es la parte del cerebro que se ocupa de todos los procesos biológicos y vitales de forma automática e inconciente.  Gracias al mismo realizamos la digestión, respiramos, evacuamos nuestros deshechos periódicamente, las glándulas segregan sus hormonas y fluídos, se acumulan reservas de combustible o se las usa, así como todo el funcionamiento orgánico necesario para poder seguir con vida.
    Es sistema neurovegetativo está conformado por su dos operadores:
    - el sistema orto-simpático, o más vulgarmente simpático
    - el sistema para-simpático, o más vulgarmente sistema vago
    Ambos componen una primera polaridad de opuestos complementarios que actúan de forma pendular y diariamente cíclica (tienen un ritmo circadiano) cuando estamos sanos, normales (en normotonía).  Veamos cada uno de ellos con algo más de detención.  Aunque aclaremos desde ya, esto no es un tratado especializado.  Son explicaciones generales para entender la dinámica de las enfermedades.

    EL SISTEMA SIMPÁTICO
    Está formado por los tubos laterales a ambos lados de la columna vertebral.  Conecta con los nervios espinales mediante ramos comunicantes, a través de un brazo aferente y otro eferente que completan un arco reflejo.
    Es el que domina durante el día.  Nos asegura la supervivencia, dirige el estado de alerta ante el peligro para atacar o huir.  Rige sobre nuestro accionar conciente, los movimientos.  Nos da todas las respuestas y reacciones frente al estrés, normal o extremo, que podamos tener.  Porque no existe la vida cotidiana sin algún grado de estrés, normal, habitual y pasajero, que resolvemos también de forma normal sin mayores inconvenientes ni consecuencas.  Por ejemplo, una actividad física como correr implica un grado de estrés y activa el simpático. Estamos pues en simpaticotonía cuando tenemos estrés.  Físico o sicológico es lo mismo.  Algunos indicadores biologicos de la simpaticotonía son:
    mayor gasto y consumo energético- dilatación de las pupilas- contracción de los esfínteres- sube la presión- se estimulan las suprarrenales- disminuye el peristaltismo- aumenta la actividad cardíaca- aumenta la frecuencia respiratoria- aumenta la irrigación cerebral- rápida respuesta muscular- mayor tensión- disminuye la irrigación sanguínea en piel y órganos digestivos, etc

    EL SISTEMA VAGO O PARASIMPÁTICO
    Está formado por parte de los nervios craneales que nacen del encéfalo, como el facial, motor ocular común, glosofaríngeo y el principal, el nervio vago, epónimo del sistema.
    Es el sistema que domina durante la noche.  Luego de la actividad diraria viene la fatiga.  Se impone el reposo.  Es la hora de descansar, dormir, reponer energías y reparar lo que sea necesario.  Aparece el sueño.  El estado de alerta y conciencia del día cede para dormir y liberar el inconciente en los procesos oníricos.  Los órganos vitales activos en el día entran en “piloto automático” con un mínimo de consumo energético y por ende menos irrigación sanguínea.  Así el cerebro puede poner su atención en otros órganos y funciones, necesarios y complementarios de los anteriores.  Algunos indicadores biológicos de la vagotonía son:
    menor gasto y consumo energético- contracción de las pupilas- dilatación de los esfínteres- relajamiento muscular- baja la presión, la frecuencia respiratoria y cardíaca- se estimula el peristaltismo- se estimula la micción- aumenta la resistencia a las infecciones- se metabolizan más los alimentos, aumenta el almacenamiento de combustible- se eliminan los deshechos del aparato digestivo y de la piel que reciben ahora más sangre para facilitar estos procesos.

    AHORA, EL CICLO DIARIO NORMAL - SALUD - NORMOTONÍA
    Cumplidos todos estos procesos en la noche, llega el nuevo día, con su actividad y desafíos propios de la vida cotidiana, y si todo está dentro de lo normal, se cumple otro ciclo diurno donde domina el sistema simpático, manejando con fluidez los estreses comunes.  Pasa el día, llega otra vez la noche, se impone el descanso, el reposo, el sueño.  Y nuevamente otro ciclo donde ahora es el sistema vago el emperador nocturno.  Y así sucesivamente, un día tras otro.  Dando por sentado que gozamos de buena salud.  Es el estado normal, de normotonía que se ilustra en la primera parte del gráfico.
    Cuando estamos normales, el grado de estrés diurno, que no es muy alto, se compensa en exacta proporción inversa con el “anti estrés” nocturno.  La simpaticotonía y la vagotonía se alternan sucesiva, fluida y armónicamente. Y la vida sigue...
    En cuanto al gráfico, el eje vertical negro indica el grado de estrés.  Cuanto más alto, más alto el estrés.  El punto central del eje vertical sería el de cero estrés.  Hacia abajo del punto (y línea central) es estrés negativo, anti estrés, reparación del estrés, relajamiento.  A partir de allí la línea horizontal que divide la figura en una zona naranja arriba y otra celeste debajo es la línea de transcurso del tiempo (que en el gráfico aparece como la línea negra horizontal inferior).



    PRIMERA FASE DE LA ENFERMEDAD
    Retomando el hilo de más arriba, la vida sigue... hasta que un día cualquiera ocurre algo movilizante y fuerte que nos saca de nuestros umbrales habituales diarios de estrés.  Vivimos un conflicto, para nosotros un gran conflicto (sea en el físico, emocional, mental, etc), y el nivel de estrés se eleva sobremanera.  Tanto que impide funcionar correctamente al cerebro creando una especie de colapso o cortocircuito general.  Esto es intolerable para el cerebro, que nos debe asegurar la continidad de la vida, y encuentra entonces una solución para bajar ese alto estrés a un nivel que aunque no sea el óptimo ni el el normal anterior, no obstante le permita seguir operando y manteniéndonos con vida lo mejor posible.
    Hace una síntesis inmediata del tipo de vivencia, emociones y pensamientos involucrados, la intensidad del grado de estrés, y lo envía todo a una parte específica del cerebro que tiene analogía con todo lo anterior, por la zona del cuerpo, órgano y función que desde allí se comanda.  Se crea pues un foco de Hamer, del cual hablamos en la presentación y explicación inicial de la Decodifición Biológica.  Acá yace el punto de inflexión donde el conflicto se hace biológico.
    En esta fase, seguimos funcionando, con un nivel de estrés más alto de lo habitual, día y noche, sin lograr la vagotonía normal que antes teníamos en estado normal.  Hay una simpaticotonía permanente, y lo más probable es que ni nos enteremos que estamos enfermos, porque salvo excepciones, en esta fase no hay síntomas físicos.
    Es la parte del gráfico celeste oscuro por encima de la línea media de Simpaticotonía permanente, con la primera parte de sobreestrés seguida de la biologización.
    Pongamos un ejemplo.  Todo viene transcurriendo bien en mi vida, pero resulta que hoy cuando llego al trabajo me está esperando el nuevo gerente general, que entró en funciones hace un mes.  Me hace pasar a su oficina y muy melifluo me dice que en la empresa hay problemas, que está haciendo una reestructura, etc etc para concluir por decirme que lamentablemente tiene que prescindir de mis servicios.  O sea ¡me quedo sin trabajo!  Por más seguro de paro, despido, buenas recomendaciones, o indemnización que tenga... ¡me quedo sin trabajo!  Ahí empieza mi drama, mi conflicto.
    Mi estrés se dispara, y quedo shockeado (el cortocircuito cerebral).  Salgo atontado de oficina y voy como un zombi a sentarme en mi escritorio.  Me calmo y empiezo a pensar en los siguientes pasos a dar.  Acá bajó el estrés y se biologizó el conflicto.  Porque no estoy como antes cuando salí de mi casa.  No, ahora estoy preocupado y tenso.  Por mí, que con la situación del mercado laboral vaya a saber cuándo y qué voy a encontrar, como seguir manteniendo a los míos, el nivel de vida, las posibles restricciones en todos los planos.
    Llego a mi casa, le cuento a mi pareja lo que pasó, me da su comprensión, me da ideas, aliento.  Pero no puedo evitar seguir pensando en eso y las salidas posibles.  No duermo bien.  Luego estoy tenso, quizá irritable o deprimido.  No tengo mucho apetito, y lo que como quizá no me cae bien.  Pero no importa, hay que seguir adelante y buscar trabajo.  Durante un lapso, días o más, voy a seguir así.  Y usted lector/a puede ir agregando todo lo que sigue en esta etapa.  Etapa de alto estrés, de simpaticotonía permanente como se dijo antes.

    SEGUNDA FASE DE LA ENFERMEDAD
    Se inicia a partir de la resolución del conflicto, o conflictolisis.  Siguiendo con el ejemplo anterior, desempleado y buscando trabajo, después de entrevistas de todo tipo, consigo un trabajo.  ¡Ahhh qué alivio!  Fin del conflicto.  El estrés en que vivía ya no tiene sentido así que automáticamente el cerebro, reconocida la solución, baja el estrés con el objetivo de recuperar su óptimo estado de funcionamiento y ahorro energético.  Empieza la reparación, de lo que había sido alterado (como así se lo llama en el gráfico, con las amplias ondas naranjas más oscuras por debajo de la línea central).
    Ahora entramos en una vagotonía permanente.  La energía ya no se necesita más afuera ni en encontrar la solución laboral.  La energía se necesita adentro para reparar lo que se había alterado.  En esta fase aunque se siente alivio aparecen los dolores, la fatiga, la inflamación, los edemas,  la infección,  los síntomas, lo q llamamos enfermedad.  Es cuando por lo general acudimos al médico.
    Un dato importante de conocer es que la intensidad de la reparación, de la vagotonía, es en exacta e inversa proporción respecto al grado de estrés que se tenía antes.  Así que a no asustarse ni deseperar cuando estamos “reparando”.  Es un proceso de recuperación natural biológica y necesaria.  El dolor y la fatiga tienen sentido:  el de hacernos quedar en reposo para reponernos desde todo punto de vista, para favorecer los procesos internos curativos que nos volverán a la salud, a recuperar la normotonía perdida.
    Así que a mantener la calma, la confianza en el proceso y paciencia para darnos el tiempo necesario.  Porque en este bajón, luego de llegar a un mínimo de la “peoría” se empieza a remontar en la gráfica y seguir gradualmente el inexorable camino de la mejoría.  Los dolores, edemas y síntomas se van atenuando.  Hasta volver a la normalidad, la normotonía que aparece también en el último tramo del gráfico.
    Es por eso que, siguiendo con el ejemplo,  luego de tanto afán y preocupación, cuando por fin puedo distenderme y estar bien porque empecé en el nuevo trabajo, justo ahora, en este momento, que estaba tan bien... ¡caigo enfermo!
    Pero calma, esta enfermedad es en realidad reparadora, tránsito biológico ineludible para volver a la normalidad anterior.



    IMPORTANTE INSTANCIA DURANTE LA SEGUNDA FASE
    En el punto más bajo de la fase de reparación, cuando parece que empezaba a mejorar, de golpe empeoro, recaigo, y me vienen en rápida sucesión todo los síntomas previos y más adversos.  Si dejo continuar naturalmente el proceso esto pasa más o menos rápidamente y se retoma ahora sí definitivamente el proceso de mejoramiento gradual, de reparación, de vuelta a la normalidad.  Es importante saber que esto puede ocurrir para evitar el miedo, la inseguridad, la duda u otra emoción negativa que nos pueden invadir y a su vez obstaculizar el proceso de sanación o recuperación que veníamos teniendo.
    Se lo puede ver en el gráfico, que en el fondo de la zona celeste más grande, de golpe salta un pico hacia arriba y enseguida vuelve hacia abajo para continuar el retorno a la normotonía.
    Este punto de inflexión brusco e intenso es llamado la crisis epileptoide.  El sentido de la misma es constatar si el proceso de reparación venía funcionando bien, al poner en marcha súbita todos los circuitos involucrados.  El cerebro constata que sí, que todo está bien, entonces retoma seguro el proceso de reparación y sanación.
    Es como ocurre con la reparación de cualquier aparato eléctrico.  Se descompuso, vino el técnico, da con la falla, hace la reparación.  Todo eso implicó desarmar, destornillar, buen trabajo previo.  Para estar seguro que lo arreglado quedó bien y funcional nuevamente, y por las dudas evitar todo ese arduo trabajo de armar en vano todo otra vez, ordenar cables, atornillar, etc, hace un aramado rápido con las conexiones fundamentales para chequear que es así y quedó todo bien.  Conecta, comprueba, todo está ok.  Desconecta todo y ahora sí empieza el armado minucioso, completo y final de todo.  Todo tornillo en su sitio, cada cable bien colocado, carcasas y piezas calzan perfectamente ahora en sus lugares, todo bien puesto, etc.  El aparato quedó ahora bien arreglado, conectado a la fuente de energía que le es propia, y funcionando bien.  Reparación concluída.
    La crisis epileptoide responde a nivel cerebral, a que el foco de Hamer que se había formado en la fase activa, al resolverse el conflicto y empezar la reparación también él de forma pasiva de edematizó.  Y ahora ese edema arriesga con ahogarlo, por eso debe vaciarse de forma brusca, para así recuperar su total funcionalidad, normalidad.  La normalidad restablecida, todo edema vaciado, el foco de Hamer... ya no es más foco.  Desaparece.  Porque desapareció también el sentido que lo creó.

    RESUMIENDO LA LEY DE LAS DOS FASES DE LA ENFERMEDAD
    Estamos normales y sanos, y fluimos en un ciclo diario de simpaticotonía y vagotonía, diurno y nocturno, que se alternan sucesivamente.  Luego de la jornada vamos a dormir para reponernos desde todo punto de vista.  Pero un día determinado tenemos un conflicto “X” que nos estresa sobremanera y no tiene de momento solución.  Seguimos funcionales y aparentemente bien, y a la vez en conflicto.  Entramos en simpaticotonía permanente, entramos en la primera fase, la fase activa de la enfermedad.
    Llega un momento en que el conflicto de alguna manera se resuelve.  Es la conflictolisis.  Ya no más alto estrés.
    Entramos ahora en la segunda fase de la enfermedad, la de reparación, de vagotonía.  Aquí aparecen los síntomas, el cansancio, dolor, edemas, o enfermedad.  Como dijimos todo eso es reparación, recuperación.  La energía está puesta hacia adentro con esa finalidad.
    En el punto más álgido de la recuperación se da una aparente recaída, retroceso, o involución, más o menos brusca e intensa.  Pero breve.  Es la crisis epileptoide.
    Pasa y se retoma donde se había dejado antes el proceso de reparación, mejoría o sanación, que ahora sigue hasta su fin, la normalidad, sin más interrupciones.
    La segunda fase de vagotonía está completada.  Volvemos a la normalidad.
    Esta 2ª Ley de Hamer, la de las 2 fases de la enfermedad, se cumple para la inmensa mayoría de las enfermedades.  Las pocas que parecen no seguirla asimismo tienen su explicación biológica desde la óptica de la Decodificación Biológica pero no viene al caso aquí entrar en ellas.
    Vale la pena recordar que según el nivel de alto estrés durante la primera fase de conflicto activo, será el nivel (en proporción inversa) de profundidad de la reparación (los síntomas son más intensos).

    La importancia de esta ley es que nos explica la dinámica de las enfermedades. Conocer este proceso de su origen, evolución y resolución, que se da de una forma natural e invariable, nos permite a su vez otra comprensión sobre la enfermedad, un cambio de persectiva.  Que a su vez nos brinda confianza, seguridad, tranquilidad.  Especialmente cuando transitamos la etapa de reparación, que es cuando el cuerpo físico más nos puede pesar.
    Seguramente le pueden surgir interrogantes aún.  Desde ya le digo tienen respuesta.  Lo que pasa es que esto no es un tratado de medicina sobre el tema.  Deliberadamente se dejan de lado algunos tópicos y excepciones ya que esto es un escrito informativo general, que intenta dar una referencia lo más clara posible de la dinámica de las enfermedades.
    Esperamos haber cumplido el objetivo.

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