Responsable:
Javier Aragone
|
|
Deprecated: Methods with the same name as their class will not be constructors in a future version of PHP; TMenuItem has a deprecated constructor in /home/uastro2/public_html/scripts/menuclass.php on line 17
Deprecated: Methods with the same name as their class will not be constructors in a future version of PHP; TMenu has a deprecated constructor in /home/uastro2/public_html/scripts/menuclass.php on line 155
|
Volver
Material de Interés > Astrología
|
|
El ni?o interior y la terapia floral |
EL NI?O INTERIOR Y LA TERAPIA FLORAL
Mucho se habla de la terapia floral y de sus alcances y
aplicaciones, tales como mejorar la capacidad de estudio
-concentración, memoria, comprensión global y analítica, etc-, los
estados depresivos, tristezas, ?nerviosismo?, el sue?o, los duelos, la
adaptación a los cambios de todo tipo, la abundancia, la vida afectiva,
sexual, las dolencias físicas... y ?podría seguir enumerando!, porque
con las esencias florales podemos ayudar a la evolución de nosotros
como seres humanos integrales, pues las esencias abarcan todo el
espectro de la experiencia humana.
Pero el punto al que me quería referir hoy, es uno habitualmente
soslayado y que no se le da la importancia que en la práctica el mismo
tiene.
Y justamente con la terapia floral se puede trabajar, no sólo con
profundidad, sino con mucha más celeridad que con otro tipo de
disciplinas.
Es un tema, como dije, tan importante, que cuando uno lo trabaja integralmente, determina un antes y un después en la vida.
Concretamente me estoy refiriendo a la sanación del ?ni?o herido? o,
con otras palabras, a la llamada carencia afectiva que todos, repito,
todos -en algún grado, unos más y otros menos, pero todos-, llevamos
dentro.
Si estas heridas que arrastramos de nuestra infancia no son
transformadas -sanadas- con algún grado de conciencia, las llevaremos
hasta el fin de nuestros días, determinando en grado creciente las
principales circunstancias y calidad de nuestra vida.
Antes de seguir, digamos que el ni?o interno es una parte nuestra
que se ha vuelto inconsciente, está formado por todo lo que vivimos
como ni?os, y por ende viene arrastrando sus bondades pero, sobre todo,
sus necesidades afectivas insatisfechas que aún demandan atención; su
influencia y poder no son abiertos y directos, sino que se enmascaran
tras cantidad de razones y argumentos que nos damos a nosotros mismos.
Inclusive, puede pasar que pensamos una cosa y parece que la
tenemos muy clara, aunque finalmente en los hechos concretos hacemos
algo muy diferente; esos son aspectos contradictorios que no nos
explicamos del todo, pero nos hacen da?o.
Hay también otras circunstancias en que se nota la actuación del
poderoso ni?o interno y quizás a modo de ejemplo sirva lo anterior.
?Cómo se nota la influencia del ni?o/a herido/a que se alberga en
nuestro interior? Son múltiples las formas en que podemos darnos
cuenta, y en cada uno de nosotros va a tener una impronta, un ?estilo?
que nos es propio, ya que a su vez es resultado de nuestras propias
vivencias del pasado.
Un ejemplo concreto de la práctica puede aclarar el tema.
Hace poco vino una persona aquejada de una dolencia física concreta
atribuida al estrés laboral, que quería superar ese problema de salud
aunque, lógicamente, el motivo de la consulta era que no quería tener
ese estrés laboral que se lo generaba.
En el curso de la terapia fue surgiendo que trabajaba más horas de
las estipuladas, no porque se lo exigieran otros, sino por su propia
autoexigencia; no sólo trabajaba más horas sino que, además de atender
lo suyo, estaba pendiente del buen cumplimiento de sus subalternos y
terminaba ocupándose de tareas que no le correspondían, pero que asumía
como propias por un exceso de responsabilidad mal entendida.
Además, los lazos de sus relaciones laborales le afectaban muchísimo.
?Estaba viviendo para su trabajo y lo sentía como si fuera su
familia! Aquí también la Astrología se convierte en una valiosa ayuda
para ver con rapidez los porqué y los orígenes de las cosas.
Resulta que en su Carta Natal la Luna, que tiene que ver con el
hogar, la familia, el pasado, la madre, la ni?ez, estaba relacionada
con su profesión.
Entonces fue fácil ver que este consultante estaba trabajando como
su madre, con la misma dedicación y entrega, porque fue lo que aprendió
en su infancia y el ni?o interno quedó estancado con esa vivencia y
creía que si se comportaba igual que ella iba a ser querido y amado
incondicionalmente por ella.
?Claro, conscientemente no se puede admitir eso, pero era tan buen
trabajador porque quería ser reconocido -una transposición de ser
amado- en el ámbito laboral, donde proyectaba -inconscientemente- la
figura de su madre! Cuando se dio cuenta de este mecanismo profundo,
las esencias florales le ayudaron a cambiar sus conductas y empezó a
actuar de otra manera, porque comenzó a sentir en lo profundo de una
forma distinta.
También otros aspectos de su vida fueron luego paulatinamente cambiando para mejor.
Podemos decir, entonces, que hay carencia afectiva, que el ni?o
interior está herido y que ello nos determina negativamente cuando
estamos crónicamente insatisfechos y tenemos una infelicidad de fondo,
algo que no nos colma y nos importa, a pesar de que haya logros
objetivos, tanto sea en una relación afectiva, con una persona
concreta, como en una situación laboral, etc.
Ello ocurre, por ejemplo, cuando somos buenos y sistemáticamente
terminamos mal, heridos, defraudados, porque no nos han correspondido;
cuando no podemos olvidar ciertas heridas del pasado con una persona
concreta y vuelven a nuestro recuerdo periódicamente una y otra vez;
cuando ante situaciones del presente reaccionamos de una manera
desmesurada, que no corresponde ante el hecho real y objetivo ocurrido;
cuando nuestro sentimiento de soledad es tan abrumador que toda otra
situación de nuestra vida pasa a muy segundos planos; cuando las
depresiones nos frecuentan; cuando nos parecemos a nuestros padres;
cuando con nuestros padres somos ambivalentes: cercanía, intimidad,
algo pasa y nos sentimos heridos o dolidos, nos distanciamos, los
extra?amos o ?perdonamos?, nos acercamos y se vuelve a repetir el
círculo sin fin; cuando no nos sentimos realizados; cuando hay
situaciones frustrantes que una y otra vez se nos repiten en la vida
-sean de pareja, laborales, de amistad, etc-; cuando hay adicciones;
cuando no sabemos por qué, pero no somos o no podemos ser felices.
En fin, hay muchas manifestaciones más con idéntica motivación de
fondo, pero en aras de la brevedad sirvan esos ejemplos para
reflexionar.
La cuestión siguiente es entonces tratar de ver cómo ese ni?o
interno de hoy ha sido herido en el pasado, que fue cuando realmente
vivió las cosas, en la infancia.
Y aquí se vuelve entonces ineludible ir a ver cómo fueron los
vínculos y todas las circunstancias existenciales con las personas que
en nuestros primeros a?os de vida nos rodearon, que generalmente han
sido nuestros padres o quienes detentaron ese rol.
De ahí que todo lo que como hijos hemos vivido en la infancia con
nuestros padres, se vuelve luego tan determinante a todo nivel para
nuestro desenvolvimiento ulterior como adultos.
Y de los padres, quien lleva en principio el papel más determinante
en cuanto a la satisfacción de las necesidades afectivas y nutricias de
todo otro tipo es la madre, ya que desde el arranque -desde un punto de
vista estrictamente biológico-, ella nos ha llevado en su seno y nos ha
dado a luz.
Por lo general, luego nos ha alimentado y constituye todo nuestro
mundo durante un buen tiempo, durante el cual dependemos totalmente de
ella. Nuestro universo físico y afectivo gira desde el principio
alrededor de ella y sin ella no podríamos ni siquiera vivir. En esa
relación se forman las pautas afectivas más significativas y
determinantes que tenemos y vamos a llevar por el resto de nuestra
vida. En la relación con nuestra madre aprendemos a relacionarnos con
el mundo y esto nos da la medida y calidad del amor que recibimos, que
debería haber sido puro amor incondicional.
El asunto es que como no existen los padres perfectos, ni las
madres perfectas, por lo general -salvo raras excepciones que
francamente aún no las conozco-, nadie ha recibido amor incondicional.
Lo que sí recibimos ha sido puro amor condicionado, que en el mejor de los casos ha tenido instantes de incondicionalidad.
Por eso el ni?o ha quedado herido, insatisfecho, carenciado,
clamando desde el inconsciente por recibir ese amor incondicional que
no recibió.
Y por eso es que se vuelve tan insoslayable como importante tratar
el tema de la madre en la terapia, para curar el amor herido y para
poder ser felices, sanos y plenos a todo nivel.
Las esencias florales, especialmente las de California, nos dan aquí una ayuda sin parangón.
Nos ayudan en todos las etapas del proceso necesario para superar
esas heridas que arrastramos, para hacerlo con conciencia y
rápidamente.
Asimismo, nos permiten corregir energéticamente los distintos tipos
de traumas acontecidos en el pasado, gracias a la variedad de esencias
que contemplan un amplio abanico de situaciones concretas por las que
se puede haber pasado.
|
|
|
|